
Octubre es el Mes de Concientización sobre el Cáncer de Mama. En esta ocasión, te invitamos a descubrir el papel que juegan los profesionales de la fisioterapia con las mujeres que padecen esta enfermedad.
Mélissa Bergeron es fisioterapeuta en el centro hospitalario Saint-Sacrement desde hace ocho años. Desde su llegada, ha trabajado con pacientes afectadas por cáncer de mama después de su cirugía. En este artículo, nos abre las puertas de su mundo y nos cuenta la ayuda que brinda a los pacientes en el día a día.
Fisioterapia y cáncer de mama: ¿por qué?
Cuando se habla de cáncer de mama, el vínculo con la fisioterapia no siempre es evidente. La Sra. Bergeron también señala que muchas personas desconocen el papel del profesional de fisioterapia en el contexto de esta enfermedad.
Sin embargo, este último está involucrado en el tratamiento de muchos problemas que pueden surgir después de la cirugía, o para algunos, después de los tratamientos de radioterapia. Los problemas más comunes que trata el profesional de fisioterapia son los problemas de movilidad en el hombro, las cicatrices adherentes, el síndrome de la membrana axilar o incluso el linfedema.
Los profesionales pueden brindar asistencia valiosa y soluciones efectivas. El tratamiento será más o menos largo, pero es importante tener en cuenta que estos problemas se pueden solucionar.
Pérdida de movilidad en el hombro.
Después de tratamientos quirúrgicos (postoperatorios) o de radioterapia, es posible que el paciente sufra algún problema de movilidad en el hombro. Esta rigidez a menudo se debe a que los pacientes no se atreven a moverse lo suficiente después de la cirugía, debido al dolor o al temor de perjudicar la cicatrización. También puede ocurrir durante y después de los tratamientos de radioterapia lo que puede causar inflamación en el área operada, dando lugar a molestias al levantar el brazo.
Además, en los meses posteriores a la finalización de los tratamientos de radiación, se desarrolla tejido cicatricial interno (no visible) en el área irradiada, lo que también puede crear cierta rigidez en el área del hombro, dependiendo de las áreas irradiadas (por ejemplo, en la axila).
¿Es tratable?
si _ El fisioterapeuta puede ayudar al paciente a prevenir y manejar estos problemas. En cuanto al tratamiento, puede utilizar movilizaciones articulares o cualquier otra técnica de terapia manual que ayude a suavizar la zona afectada. También le enseñará a la paciente un programa de ejercicios que le permitirá mantenerse activa y móvil, mientras controla y reduce el dolor secundario.
Enseñar ejercicios a realizar durante los tratamientos de radioterapia y en los meses siguientes es una buena forma de prevenir la anquilosis en el hombro y mantener una buena flexibilidad de los tejidos.
cicatriz adherente
En el momento de la cicatrización después de la cirugía, es posible que se formen adherencias al nivel de las cicatrices. Aunque suelen ser benignos, en ocasiones provocan molestias durante ciertos movimientos (cicatriz que tira) o en reposo. También pueden ser perjudiciales para una futura reconstrucción mamaria si son demasiado grandes.
¿Es tratable?
si _ Las cicatrices adherentes serán tratadas si limitan el movimiento o causan molestias. El profesional de fisioterapia puede entonces proceder con el tratamiento de los tejidos blandos (técnicas de masaje), la terapia miofascial o el uso de una bomba de cicatriz manual para movilizar los tejidos de la cicatriz y su periferia. Generalmente, el profesional también enseñará a la paciente técnicas de automasaje para ayudarla a continuar con su tratamiento.
Estas técnicas también se enseñan desde el principio, como medida preventiva, después de la cirugía. Deben practicarse dos veces al día tan pronto como la cicatriz esté bien cerrada.
Síndrome de la red axilar
El síndrome de la médula (o cordón) axilar puede ocurrir en los primeros meses después de la cirugía cuando fue necesaria una intervención en la axila durante la operación (por ejemplo, para extirpar uno o más ganglios linfáticos). Este problema tiene la apariencia de uno o más hilos estirados debajo de la piel. Con mayor frecuencia son visibles en la axila, pero también pueden aparecer en la parte interna del brazo, en el hueco del codo o incluso en la muñeca.
Las causas de la aparición de este cordón aún se desconocen, pero las hipótesis tienden hacia un origen venoso o linfático.
Generalmente provocan tensión, rigidez y dolor (sensación de quemazón durante ciertos movimientos) que a menudo conducen a la pérdida de movilidad en el hombro, especialmente en los movimientos de elevación del brazo.
¿Es tratable?
si _ Para solucionar este problema, el profesional de fisioterapia puede optar por la terapia miofascial, ejercicios de estiramiento o incluso técnicas de tejidos blandos (técnicas de masaje). También le enseñará a la paciente un programa de ejercicios adecuado para continuar con su tratamiento una vez que regrese a casa (flexión, extensión, rotación, etc.). La Sra. Bergeron también agrega que la educación del paciente y la enseñanza de buenos ejercicios a menudo son suficientes para obtener excelentes resultados y resolver el problema .
linfedema
El linfedema es una posible consecuencia de la extirpación de uno o más ganglios linfáticos (axilares) durante la cirugía por cáncer de mama. También puede ser causado por tratamientos de radiación que pueden dañar los vasos y ganglios linfáticos restantes.
El linfedema se manifiesta por hinchazón en el brazo o en la zona operada (por ejemplo, la mama durante una mastectomía parcial). Esta inflamación progresiva no es dolorosa y muchas veces pasa desapercibida para el paciente. En algunas personas, la hinchazón se vuelve visible rápidamente, mientras que en otras se establece de manera mucho más insidiosa, lo que dificulta su detección. Sin embargo, es importante comprender que no todas las pacientes que se han sometido a una cirugía por cáncer de mama tendrán linfedema.
Aunque los resultados de los estudios varían mucho con respecto al porcentaje de riesgo de tener linfedema después de dicha cirugía, parece que la mayoría de los linfedemas ocurren en los primeros dos o tres años posteriores a la cirugía. Por lo tanto, un paciente que se sometió a una cirugía hace más de tres años y nunca tuvo una inflamación secundaria tiene un riesgo muy bajo de desarrollar linfedema en el futuro.
No obstante, es muy importante tratar el linfedema lo antes posible para evitar complicaciones a largo plazo. De hecho, el linfedema no tratado puede provocar el endurecimiento de los tejidos (piel y tejido subcutáneo), molestias, mayor riesgo de infección en el brazo (celulitis/linfangitis), así como problemas funcionales cuando aumenta el volumen del brazo.
¿Es tratable?
Sí. El linfedema debe ser tratado por un terapeuta de linfedema. Los profesionales de fisioterapia pueden realizar esta capacitación, pero otros profesionales de la salud, como las enfermeras, también pueden estar calificados para usarla. La parte más importante y efectiva del tratamiento es la terapia de compresión, ya sea mediante el uso de vendajes o una prenda de compresión.
Estos tratamientos pueden reducir la hinchazón en su totalidad o en parte. El área afectada aún debe ser monitoreada y algunos pacientes deben, de forma preventiva o curativa, mantener su prenda de compresión a largo plazo. Sin embargo, la Sra. Bergeron es muy optimista sobre este problema ya que el linfedema tratado rápidamente y bien controlado nunca causará otros problemas a largo plazo. El brazo mantendrá su movilidad y la paciente podrá continuar con todas sus actividades diarias.
En términos de prevención, los factores de riesgo son cada vez más conocidos. La obesidad, la inmovilidad del brazo (la paciente mueve el brazo menos de lo habitual a causa de la cirugía) o la radioterapia son posibles factores de riesgo. La Sra. Bergeron menciona que por ello es importante concienciar y educar al paciente sobre este problema como medida preventiva, pero también para que sea detectado lo antes posible, lo que facilitará mucho el tratamiento.
Por ello, el profesional de fisioterapia enseñará a los pacientes a medir sus propios brazos para detectar la hinchazón lo antes posible. Se recomienda realizar esta medición al menos una vez al mes durante los primeros años posteriores a la cirugía.
Para saber más sobre estos temas, pero también para descubrir ciertos programas de ejercicios que son apropiados en estas situaciones, lo invitamos a visitar el sitio web del Centro de Enfermedades de la Mama Deschênes-Fabia .
Tenga en cuenta que la información ofrecida en este artículo representa las opiniones de profesionales de la fisioterapia reconocidos por su experiencia y habilidades en el campo. Sin embargo, estas observaciones no deben considerarse como una posición oficial de la Orden sobre un tema determinado. Si desea participar en la producción de uno de nuestros próximos artículos de blog